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Regreso a las aulas: ¿qué debe tomarse en cuenta?

31 agosto, 2021

Luego de mantener los colegios cerrados por casi año y medio, las asociaciones de padres de familia y expertos en educación piden el regreso de los alumnos y alumnas a las aulas. Al respecto conversamos con los investigadores del CIUP Juan Francisco Castro, César Guadalupe y María Pía Basurto.

Dos años de no ir a la escuela significaría una pérdida de aprendizajes de aproximadamente 2.4 años de educación si no se hace nada para revertirlo. Lo que se traduciría en menor conocimiento, empleabilidad, productividad e, incluso, menores ingresos, según los cálculos del investigador del CIUP, Pablo Lavado.

Asimismo, aquellos alumnos afectados que ingresen al mercado laboral formal tendrán una pérdida de al menos 10% de sus ingresos mensuales en su vida laboral (entre los 25 y 65 años). Mientras que, para tres de cada cuatro jóvenes, que son quienes pertenecerán a un sector informal, va a significar una pérdida de ingresos de 40% mensual.

Frente a estos hallazgos y a las cada vez mayores efectos en la salud mental de los niños, niñas y adolescentes como consecuencia de mantener las escuelas cerradas, un sector de padres de familia y expertos se ha movilizado para exigir que se reabran las escuelas.

“El retorno a clases debe ser una prioridad de la política pública”, precisó el investigador del CIUP y vicedecano de Economía Juan Francisco Castro. Consideró que no hay razones para pensar que la virtualidad haya sido suficiente para cubrir con los aprendizajes en la escuela, debido a los problemas de conectividad y al débil desarrollo de habilidades socioemocionales, con las que contribuía la presencialidad.

En este sentido, la investigadora María Pía Basurto, añadió que las “buenas habilidades sociales no solo nos dan mejores individuos y ciudadanos, sino que, si queremos ponerlo en términos económicos, también son habilidades valoradas en el mercado laboral”.

Justamente, el impacto de no haber ido a la escuela generará una pérdida económica para el país. El investigador Pablo Lavado aseguró que “algunos estudios mencionan que por cada año de cierre, se reduce en 0,8% la tasa de crecimiento del PBI”.

Asimismo, la investigadora María Pía Basurto consideró que “resulta difícil conciliar la reactivación de diversos negocios con el cierre indefinido de las escuelas y sobre todo sin conocerse públicamente un plan tangible de cuándo y cómo se dará el regreso a clases presenciales”.

Precisamente, representantes del Ministerio de Educación han asegurado que el regreso a las aulas se dará de forma semipresencial, segura, flexible y voluntaria, aunque no han brindado una fecha exacta ni un protocolo para ese retorno. Actualmente, únicamente alrededor de cinco mil escuelas de todo el país ofrecen el servicio educativo semipresencial.

¿Cómo debe ser el retorno?

Frente a una probable tercera ola por contagios del COVID-19 es necesario preguntarnos cómo debe ser el regreso a las aulas. César Guadalupe, investigador del CIUP y editor de La educación peruana más allá del Bicentenario: nuevos rumbos, comparte algunos lineamientos. 

“El rol del Ministerio debe ser político: fijar rumbos y una guía general para avanzar. No puede ser un rol de prescripción detallada pues no hay forma que el Ministerio anticipe todas las situaciones que existen. Aquí es claro que la forma como se ha tendido a pensar las cosas no ayuda: necesitamos aprovechar esta situación para avanzar a un sistema descentralizado, confiar en las instituciones educativas y que éstas, con su propia comunidad local, decidan”, comentó.

Para Guadalupe, “fortalecer las instituciones educativas con autonomía es una forma clave para mejorar”. Esto implica reconocer las debilidades de dichas instituciones y la necesidad de fortalecerlas a través de un reordenamiento de los servicios y de conformación de equipos docentes. 

Por otro lado, según el investigador, hay acciones que se pueden realizar desde el nivel central para garantizar un retorno más seguro como “culminar con la vacunación de los docentes, simplificar la manera como se habilitan las escuelas para operar semipresencialmente, y tener una estrategia comunicacional más agresiva que aclare que estamos hablando de un escenario híbrido donde lo presencial y lo remoto coexisten, así como de decisiones voluntarias”.

En dicho sentido, Juan Francisco Castro puntualizó que “el retorno debe empezar cuanto antes de manera semipresencial, gradual y voluntaria”. Indicó que no será posible implementar una estrategia única para el retorno a clases, pero que no tiene sentido esperar hasta que todos los colegios estén listos.

Castro sugiere que se comience por los colegios que tienen una estrategia pensada para las clases semipresenciales, de tal forma que se aprenda de sus experiencias y se escale progresivamente la apertura gradual de los colegios. 

Asimismo, María Pía Basurto indicó que a pesar de que la tercera ola no es el momento ideal para retornar, “se pueden aprovechar experiencias de otros países que ya han vivido el retorno a clases en medio de la segunda ola en el diseño de la estrategia de retorno”.

Finalmente, César Guadalupe agregó que el retorno será difícil, esto porque los locales escolares tienen muchas limitaciones, que en muchos casos responden a las limitaciones de los mismos centros poblados. Algunos ejemplos son la falta de transporte público y las limitaciones en infraestructura de comunicaciones, tanto física como virtual.

A pesar de ello, reconoció que “el progreso educativo requiere que también resolvamos otros problemas. Tener claridad sobre ello y sobre la necesidad de la autonomía escolar son dos cosas que podríamos aprender de estos difíciles tiempos”.

*Foto: ANDINA

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