35 años después de la crisis de la deuda de América Latina, aún se siguen discutiendo los orígenes de la misma. Las posturas contienen juicios de valor que reducen el debate a una confrontación entre “buenos y malos”. No es así. Entender la crisis de la deuda supone analizar los fines de los años setenta, cuando se produjo una “tormenta perfecta”: sobreendeudamiento, recesión mundial, choques del petróleo y aumento de las tasas de interés.
El desencadenante de la “década perdida” fue la interrupción de los flujos de capitales hacia la región en 1982. El diagnóstico era clave, pues afectaba las propuestas de solución.
La crisis de la deuda afectó a todas las economías de la región, al margen del tamaño y modelo de desarrollo, del mismo modo que el boom de los precios de las materias primas del período 2003-2011 generó un ciclo expansivo que fue independiente, tanto del tipo de gobierno como de la estrategia de crecimiento. A fines de la década de los ochenta, la región se adhirió a una estrategia basada en el mercado que, salvo excepciones, se mantiene hasta hoy.
Copyright 2019 - Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico