El artículo se centra en la historia de Calendaria Noya, mujer que emigró de Cajamarca a los veinte años de edad a Lima. Esta mujer enfrentó dificultades laborales por su labor como niñera e inestabilidad económica. Al cumplir los 63 años con su jubilación pudo obtener una pensión pública mínima de $ 120 por mes. A primera vista, la historia de Noya no es distintiva. Varios cientos de miles de migrantes se mudaron desde sus hogares rurales a la ciudad con la esperanza de una vida mejor en los años cincuenta y sesenta. El fondo estaba en la agricultura de subsistencia; tenían pocos años de educación formal, si es que tenían, y la mayoría trabajó en diversos actividades informales como construcción, comercio, reparaciones, transporte, doméstico y otros. servicios personales. A menudo ocupaban tierras fuera de los centros urbanos que crecieron lentamente de precarias y pueblos casuales a asentamientos más desarrollados.
Copyright 2019 - Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico