Estudios culturales

Liuba Kogan: “El tráfico en Lima se caracteriza por tener un orden desordenado”

09 mayo, 2024

Recientes estudios muestran que los limeños perdieron aproximadamente 157 horas debido al tráfico en 2023, mientras que en ciudades como Buenos Aires la cifra llega a 88 horas. Con el fin de conocer el origen del orden desordenado vehicular en la capital, conversamos con Liuba Kogan, investigadora CIUP y profesora principal del Departamento Académico de Ciencias Sociales y Políticas, para el boletín Punto de Equilibrio N° 49.

Lima se ubica en el quinto lugar del índice de ciudades con peor congestión vehicular del mundo y ocupa el primer lugar en la región en 2023, según el índice TomTom Traffic. ¿Cómo afecta esto a los conductores que necesitan transportarse diariamente en la capital?

Existen diferentes factores que influyen en la pérdida de tiempo en el tráfico limeño, entre ellos, problemas de infraestructura, mala señalización, inadecuada ubicación de semáforos, o trabajos en las vías en horas punta.

A esto se le suma el número excesivo del parque automotor debido a que no existe un sistema de transporte masivo suficiente ni adecuado. Evidentemente, los usuarios prefieren tomar un colectivo o un taxi antes que utilizar el transporte público masivo.

En el proyecto “Sobre la movilidad vehicular en Lima: una mirada integral desde la sociología y la física”, que desarrollé junto a Luciano Stucchi, investigador del CIUP, y Krista Díaz, egresada de la UP, analizamos el cumplimiento de las normas vehiculares por parte de los ciudadanos en la capital, pues persiste la tesis de la continuidad histórica para explicar por qué los peruanos no cumplen las normas sociales.

Las medidas para controlar el “caos vehicular” apuntan a distintas direcciones. Desde reducir los límites de velocidad, encarecer las multas de tránsito o implementar la política de “Pico y Placa”. A pesar de ello, los resultados no han sido significativos. ¿Cómo se explica que muchos peruanos no cumplan las reglas de tránsito?

Para entender este comportamiento, se sostiene que desde la época virreinal los criollos no se beneficiaban con las normas aplicadas a los españoles por lo que generaron formas de burlar la ley, que ahora conocemos como “criollada”. En otras palabras, llegar a las metas deseadas a partir de caminos alternativos, en ocasiones ilegales.

En nuestra investigación se analiza el comportamiento de los conductores en la ciudad de Lima alejándonos de la tesis de la continuidad histórica por medio de un estudio interdisciplinario y empírico en el que entrevistamos a 40 conductores de diferentes tipos de transporte motorizado y utilizamos un modelo de simulación de agentes. Con ello buscamos comprender los comportamientos de los conductores más allá de las sanciones que eventualmente llevaría a que los choferes cumplan las normas viales.

¿Qué características tienen aquellos conductores que usualmente infringen las normas de tránsito?

De acuerdo con el proyecto de investigación, identificamos cuatro tipos de conductores. Por un lado, los responsables que cumplen siempre las normas, los transgresores (algunos de ellos “achorados”) que nunca cumplen las normas. Asimismo, los indiferentes, que ni cumplen ni incumplen las normas (por ejemplo, siguen a otros conductores), y, por último, los oportunistas, que se caracterizan porque a veces cumplen las normas y en otras ocasiones no, ya que los guía un sentido práctico.

Los conductores oportunistas son los que alcanzan el mayor promedio de velocidad media. En contraste, los responsables alcanzan el menor promedio de velocidad media. Esto pone en cuestión desde un punto de vista ético, porqué cumplir siempre las normas en las vías resulta inconveniente para los conductores.

Se cree que en las pistas de Lima “nadie cumple las normas” pero encontramos que ello no es así, basta que entre 1% a 3% de los conductores actúen agresivamente para que el tránsito se ralentice.  En ocasiones, los conductores se dan licencia para transgredir las normas “de manera responsable” con el argumento de que no habrá consecuencias o problemas.  Entonces, para ellos no se trata de un desvío de normas, sino más bien de una conducta adaptativa frente a la situación en la que se encuentran.

¿Esta cultura está relacionada solo a la manera de conducir o también trasciende a diferentes ámbitos?

Los investigadores consideran el tráfico limeño como un epítome del “orden desordenado” de las relaciones sociales que establecen los peruanos entre sí. Antes que un deseo de incumplir las normas como una herencia colonial que convierte a los conductores en “achorados” que buscan incumplir las normas “porque están hechas para no cumplirlas”, encontramos diferentes conductas donde parece primar la oportunista o práctica ya que en las condiciones en que tienen que conducir los choferes resulta la más conveniente. En ese sentido, es posible comenzar a pensar las relaciones sociales con relación a las normas sociales ampliando el campo semántico más allá del cumplimiento o incumplimiento de las normas.

Continúa leyendo Punto de Equilibrio N° 49: Informalidad y pobreza: un retroceso en la igualdad. Consulte aquí las ediciones pasadas del boletín Punto de Equilibrio.

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