En junio se celebra y conmemora el mes del Orgullo y la Cultura Afroperuana, respectivamente. ¿Cómo se relacionan las vulneraciones que experimentan las comunidades LGTBIQ+ y afroperuana? ¿Cómo es que la etnicidad de las personas interviene en una fecha como la del día del orgullo, que reconoce a la comunidad LGTBIQ+? Conversamos sobre este y otros temas con Mariela Noles Cotito, investigadora CIUP.
Suena obvio preguntarte qué es el racismo, pero frente a conceptos como “racismo inverso” y frases como “en el Perú no hay racismo”, se vuelve necesario delimitar su definición.
Ciertamente, una de las cosas que voy encontrando en mi trabajo académico y con la sociedad civil, tratando de poner estos temas en agenda, es que es importante delimitar a qué nos referimos cuando hablamos de racismo. Muchas personas en el Perú todavía lo identifican como instancias individuales o como una mala persona frente a una víctima. Lo cierto es que, cuando hablamos de racismo, tenemos que alejarnos de la definición de diccionario. Hablamos de un fenómeno social complejo, que es estructural y transversal a nuestro propio sistema de socialización y que se basa, básicamente, en la estratificación de grupos de personas en base a su color de piel, a sus características étnicas, a su fenotipo, etc. y que es una de las narrativas que hacen parte de nuestro guión social.
¿Cómo es que la etnicidad de las personas interviene en una fecha como la del día del orgullo, que reconoce a la comunidad LGTBIQ+?
La etnicidad de las personas, así como su sexualidad y el ejercicio de su sexualidad, son elementos fundamentales o centrales a la identidad de la persona. Nosotros, como seres humanos, no podemos desasociarnos de cuál es nuestra identidad racial. Hay formas diferentes de enmascararla o no. Una persona suficientemente ambigua puede identificarse como mestiza, indígena o afroperuana en el Perú. De la misma manera, nuestra identidad y expresión de género, y nuestra orientación sexual es central, tanto como nuestra identidad racial, a quienes somos como personas. Hay formas de enmascararlas, pero son elementos centrales de quiénes somos.
¿Cómo se conectan estas dos identidades? Bueno, las luchas están conectadas. Ambos grupos, las minorías étnico raciales y las minorías sexuales en nuestro país, están constantemente vulnerabilizadas y son constantemente violentadas por nosotros como sociedad. Entonces, hay una relación bastante estrecha entre ambos grupos.
¿Por qué hay tanto rechazo al otro que es distinto a uno? Ya sea una persona transexual o una mujer afrodescendiente.
No tengo la respuesta. Tengo algunas teorías que pueden tener que ver con “los valores” o lo que se privilegió en la construcción misma de lo que sería la nueva república del Perú, en 1821. En ese tiempo había un sujeto ideal, el nuevo ciudadano peruano: un hombre blanco, propietario, heterosexual, que vive en la zona urbana; entonces todo lo que no es eso -todas las disidencias, si se quiere- empiezan a ser recategorizadas como no deseable, algo a lo que no se podía aspirar; algo por rechazar. En esta categorización y jerarquización de las personas en base a su identidad, condición, origen vamos integrando una pirámide social que va empujando a la mayoría de nosotros -los sujetos no normativos- hacia abajo. Ahí, además, hay varios elementos que se cruzan, como la capacidad o discapacidad de la persona, tu lengua, tu condición de salud, si vives en una zona rural o urbana; elementos que van haciéndote un sujeto menos “normal” o deseable en la escala social. Creo que estas son más formas en las que tu identidad, las partes de tu humanidad que te hacen persona se van rechazando en la sociedad, y van aumentando tu mochila de opresiones.
¿Por qué se dice que todas las luchas de estas poblaciones vulnerables están conectadas?
Porque siempre lo están. Particularmente yo no suscribo lo que unas personas llaman “las olimpiadas de la opresión”, con esto te quiero decir que no voy a caer en la comparación sobre cómo un grupo está “mejor” o “peor” que otro. Sin embargo, sí podemos revisar las cifras respecto de cómo nosotros como sociedad hemos vulnerabilizado de manera particular a cada grupo. En el caso de la población trans, por ejemplo, estamos hablando de una población que está vulnerada de manera particular en sus derechos laborales; en el acceso a la justicia; en el ejercicio de derechos civiles, políticos, económicos y sociales básicos. Estamos hablando de una expectativa de vida de 35 años, por ejemplo, con la posibilidad de término de los estudios o de acceso a un empleo extremadamente limitada; y constantemente sometida a diversos tipos de violencia, individual e institucional
En el caso de la población afroperuana, por ejemplo, vemos limitaciones en el acceso a servicios públicos; también, también el reporte de racismo y discriminación que les limitan particularmente en temas de acceso a la justicia; tazas muy altas de deserción estudiantil. Y bueno, estos son fenómenos que impactan también en grupos como las poblaciones indígenas (andina y amazónica, en particular). En esta sociedad hemos vulnerabilizado a muchos grupos.
Estas vulneraciones están conectadas de muchas maneras. Al final del día, todas las afectaciones que cruzan a estos grupos se sustentan, básicamente, en lo mismo. Si no es racismo, sexismo u homofobia, que son características muy particulares de pensar a las personas y de jerarquizarlas, son vulneraciones de derechos básicos, violencias compartidas o su deshumanización. Todas estas opresiones están conectadas y, del otro lado, las demandas políticas que nacen de esas opresiones, también.
¿Cuál es el aporte de estas comunidades en la formación de la República y Nación?
Una de las cosas que podrían facilitar que se reduzca la vulneración que nosotros mismos hemos hecho sobre estos grupos es que reconozcamos su valor para efectos de quienes somos hoy como Nación y su participación y aportes en el proceso de formación de nuestra República.
Por ejemplo, la población indígena. Nosotros vivimos en un país de 55 pueblos y 48 lenguas. No lo pensamos como tal pero esto quiere decir 48 literaturas y 48 formas de narrar el mundo, que bien podríamos poner en valor pero más bien minimizamos. Cuando hablamos de la población afroperuana, escuchamos mucho de su aporte en la música o en la cocina, en el arte o el deporte; pero no escuchamos del aporte económico de la mano de obra esclava en la construcción de un país. Cuando hablamos de la población asiático descendiente, también, su literatura, su mirada artística, sus formas de organización. Hay mucho del aporte de estos pueblos que hacen parte de nuestro tejido social y que hemos minimizado desde nuestra mirada y lógica eurocéntrica de la realidad.
Creo que poner en valor lo que aporta cada uno de estos pueblos a nuestro tejido social podría ayudarnos a empezar a valorar las culturas y las personas que hacen parte de estos pueblos.
¿Cuáles son los efectos del racismo y la discriminación en la salud y el bienestar de las personas LGTBIQ+ en Perú?
Se puede estimar desde el punto cualitativo solamente, ya que desde el Estado no se han hecho encuestas nacionales a poblaciones LGTBIQ+. Tenemos un par de encuestas que se utilizan como datos oficiales, pero en realidad no lo son por el scope que han tenido y por el sujeto entrevistante.
Quizá no entendemos el impacto que tienen las microagresiones en el día a día, seamos víctimas o no. Creo que la forma más sencilla de explicar cómo funcionan las microagresiones en el día a día es como los cortes de papel o como las picaduras de mosquito. Quizá uno no duele, pero si un mosquito te pica 10 veces en el mismo lugar y todos los días, lo vas a notar y va a volverse una carga constante.
Consideramos las afectaciones directas o concretas (anteriormente hablábamos de la expectativa de vida de 35 años de las personas trans) y las que no se miden, como el estrés constante de no saber qué se va a encontrar en el cotidiano. En el caso de la población LGTB, sobre todo en lugares laborales hostiles. La energía que cuesta tener que enmascarar u ocultar quién eres en el día a día genera una afectación severa en la salud mental y emocional de las personas. Estos son elementos que no se estudian porque probablemente tienen que ver con poblaciones que “no nos importan” lo suficiente o a las que no damos suficiente valor, entonces no hacen parte nuestras preocupaciones colectivas.
¿Cuáles son algunas de las acciones o iniciativas que se están llevando a cabo en Perú para abordar el racismo y la discriminación hacia la comunidad LGTBIQ?
Hay muchas. Varias organizaciones de sociedad civil trabajan constantemente posicionando estos temas, por ejemplo, la ONG Presente, que trabaja temas de espacios laborales más amigables e inclusivos para población LGTBIQ+; también Aequales, Pride Connection (una red de empresas que está trabajando para mejorar las condiciones laborales de la población LBTIQ+). Respecto de las organizaciones afroperuanas, hay algunas que están trabajando en el reconocimiento del racismo en la sociedad y hacer notar que existe racismo ahí fuera. Hay observatorios de medios, entre otras
Otra cosa que está pasando y que responde a nuevas formas de comunicación, es la emergencia de nuevas voces, personas que están generando líneas de opinión en redes sociales como Sofía Carrillo, Ana Lucía Mosquera, Josué Parodi, entre otros. Creo que eso ayuda a que este mensaje llegue al ciudadano de a pie. Estos temas nos deberían convocar a todos.
¿Qué más hay por hacer?
Creo que es convocar e integrar a más voces aliadas. Sucede que estas organizaciones y personas que menciono están haciendo trabajo de hormiga hace mucho tiempo y van a seguir trabajando; pero los fenómenos siguen sucediendo. Creo que lo que tiene que pasar para la erradicación del racismo y la homofobia es que más personas nos autoconvoquemos a ser antirracistas y antihomofobia para que las personas en la comunidad y las personas afro y las personas afro que son de la comunidad y las personas de la comunidad que son afro no estén tan solas.
Al final, quienes están haciendo trabajo de hormiga, van a seguir. Creo que la pregunta es: ¿qué estamos haciendo los demás?
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