La educación peruana adolece de dificultades en muy diversos frentes y, muchas veces, pareciera que cada uno de ellos requiere de una respuesta específica que no tendría por qué ser diseñada prestando atención a la operación general del sistema que se tiene por dada.
El diseño de respuestas de ese tipo (unilaterales) no es un accidente, obedece a visiones de lo educativo que comparten un común denominador que ha marcado la historia de nuestro sistema educativo y el de muchos otros en diversas partes del mundo: se asume que el sistema educativo opera como un sistema mecánico, donde cada pieza juega un rol previsible en un conjunto engranado de acuerdo a un diseño; así cuando una pieza falla, se actúa sobre ella para repararla o modificarla y el sistema habría de seguir operando de acuerdo a lo planeado.
Esa visión de las cosas funciona en el caso de sistemas mecánicos donde, efectivamente, hay un diseño general donde cada pieza encaja. Sin embargo, los sistemas humanos son sistemas, como muchos otros en la propia naturaleza, complejos.
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