Pobreza y desigualdad Crisis económicas

Soluciones patentes ante la crisis alimentaria en el Perú, por Angie Higuchi

30 mayo, 2022

Columna de opinión de la investigadora del CIUP, Angie Higuchi, publicado en el Espacio de Reflexión del boletín Punto de Equilibrio n°26.

El siguiente artículo se realiza a título personal y no refleja necesariamente la opinión institucional de la Universidad del Pacífico.

El artículo “The food catastrophe” ha alertado de una masiva crisis de hambruna sin precedentes y ha enfocado el interés de la población mundial en la agricultura. Para nadie es un secreto que el efecto del encarecimiento de la producción de fertilizantes como efecto de la guerra entre Rusia y Ucrania, así como efectos del cambio climático en India y China, se están sintiendo en la producción y en el precio de diversos cultivos que conforman la canasta básica que es el pan, el aceite vegetal y/o la carne, entre otros. De acuerdo al diario argentino La Nación, Rusia ha sido responsable del 13% del comercio mundial de estos (es el cuarto productor mundial de úrea, sexto de fosfato diamónico y tercero de fertilizantes potásicos). Esta escasez de fertilizantes en nuestro país se suma a una elevada inflación que venimos arrastrando desde la pandemia. Todo este efecto nos está llevando a una inseguridad alimentaria sin precedentes entre la población más vulnerable pues destina mayor porcentaje de su ingreso en comprar alimentos. Esta mal nutrición produce un impacto negativo en particular en el desarrollo de los niños y también del mercado laboral en general, lo que al final disminuye los ingresos de las familias, generando focos de informalidad laboral y subempleo. Buscar una salida para palear una patente crisis alimentaria es tarde. Muchos países ya han realizado planes de prevención al respecto negociando de gobierno a gobierno el tema de fertilizantes. Es una realidad que los países como el nuestro, cuyo desarrollo es incipiente y con poca o nula preparación para afrontar esta recesión, serán los más afectados. Al gobierno peruano se le ve dubitativo respecto a tomar decisiones concretas y firmes en este sentido. El asunto se agrava cuando tenemos un cambio de ministro en una de las carteras más importantes de un país que es el ministerio de agricultura. Sin embargo, a pesar de la gravedad de lo anteriormente expuesto, aún es posible presentar propuestas viables desde el lado de la oferta agrícola y el consumo.

Según el economista agrícola Eduardo Zegarra del Grupo de Análisis para el Desarrollo (GRADE) se debería de formar una comisión de seguridad alimentaria con las cinco carteras ministeriales más importantes en el país que coordinen entre ellos para apalear al hambre: relaciones exteriores para hacer las negociaciones de gobierno a gobierno de fertilizantes y de alimentos importados, entre otros; ministerio de la producción ya que monitorea la producción de pescado y consumo humano directo; ministerio de desarrollo agrario y riego (MIDAGRI) por el tema de la agricultura familiar, fertilizantes, tecnificación, asistencia técnica, hablar con los gremios agrarios y asociaciones, etc.; el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) que supervisa todos los programas de sociales y de asistencialismo de la población más vulnerable, y finalmente, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de donde se obtendría la aprobación y ejecución del financiamiento necesaria para hacer frente a la crisis alimentaria.

Una solución tangible complementaria, desde el lado de la oferta, es el apoyo de las entidades del Gobierno encargadas de la extensión agrícola y de las universidades e institutos especialistas en ciencias agrícolas si se realizan estudios de calibración de análisis de suelos, sobre todo de cultivos prioritarios de mayor importancia y área a la agricultura familiar. De acuerdo al doctor David León Chang, profesor de la UCSS, la calibración de los análisis de suelos consiste en determinar cuánto necesita de dosis exactamente de fertilizante para obtener un máximo rendimiento para un cultivo específico. Si se conociera el estado de los suelos mediante su análisis con una calibración de acuerdo a la locación y producto, se podría recomendar con exactitud las dosis correctas de mezclas de nutrientes que se deben aplicar para cada suelo y cultivo. Esto se traduce en que no sea necesario utilizar tantos fertilizantes en algunos cultivos, donde no hace tanta falta, y en otros donde sí de forma focalizada, con lo cual habría un ahorro de costes.

Asimismo, otra respuesta suplementaria a la crisis es el pago en especies de productos prioritarios como papa, arroz, yuca entre otros y cereales andinos tal como la quinua, la cañihua y la kiwicha, así como también en productos especiales como frutas, legumbres y verduras. Se debería de otorgar una especie de crédito por fertilizante (en producto) a cada agricultor. El proceso de empleo de este fertilizante debe de ser supervisado técnicamente y fiscalizado por ingenieros agrónomos. Finalmente, parte de la cosecha debe de ser adquirido por el estado para los diferentes programas sociales que se gestan por medio del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) como qalli warma y los comedores populares. Es mediante estos canales mencionados a través de los cuales directamente se puede atacar la inseguridad alimentaria de la población más vulnerable mediante alimentos frescos y altamente nutritivos provenientes del campo.

Desde el lado del consumo, también se deben de tomar medidas que frenen la inseguridad alimentaria en la población más vulnerable de forma directa. Aunque la ley de las ollas comunes se haya promulgado en abril de este año, no hay un cambio dramático en la situación previa de las ollas comunes ante de la aprobación de la norma. Una medida de corto plazo esencial es la entrega de tarjetas o cupones alimentarios (para alimentos secos, crudos o preparados) directamente a las ollas comunes para que puedan autogestionar sus propios ingredientes. Los cupones alimentarios no son nuevos: se aplican en Estados Unidos, Argentina y Guatemala por la pandemia. Para realizar esta propuesta es necesaria una coordinación previa con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Asimismo, es necesaria la coordinación del MIDIS y las municipalidades. ¿La razón? Los municipios deben tener un papel preponderante tanto en la entrega transparente de los cupones alimentarios, como en la recolección de información de la situación de las ollas comunes. Cada vez que un municipio haga entrega de los cupones a la representante de una olla común, deberá recoger información económica y social esencial para crear un padrón de las ollas comunes y beneficiarios que residen en su territorio que permita conocer su nivel de vulnerabilidad. Esta información es vital para la toma de decisiones. Podría pensarse que se pueda revender el bono en el mercado negro y que esto podría ser un problema. En la realidad no sería la situación ideal. Sin embargo, como es un bono en especies, salvaguardaría el alimento de quien lo consuma, con lo cual se cumpliría el objetivo de atacar la inseguridad alimentaria del usuario y probablemente la de su familia.

El actual contexto nos obliga a pensar en soluciones innovadoras, pero también eficaces y humanas, que consideren el mantenimiento del bienestar futuro de la población desvalida. Esto solo se dará si existe un compromiso para superar estas conmociones causadas por la pandemia y la guerra. Necesitamos una política de Estado, donde se pueda trabajar en conjunto: debemos comenzar con un financiamiento especializado para el uso de la calibración de los análisis de suelos por parte del Gobierno y trabajar conjuntamente con empresas, asociaciones de agricultores, sociedades civiles organizadas y realizar el análisis en conjunto con el apoyo de las universidades e institutos científicos. Necesitamos definir prioridades nacionales con intervenciones públicas transparentes, reforzar la articulación interinstitucional y buscar un bien común sostenible. A pesar de estar atrasados en cuanto a medidas frente a otros países, el gobierno debe actuar ahora con medidas de estado a estado con respecto a los fertilizantes. Asimismo, se debería de dar soluciones patentes como las propuestas en esta nota. Todo esto antes de que sea demasiado tarde.

Lee también la última edición del boletín Punto de Equilibrio n°26: El CIUP cumple 50 años. Consulta aquí las ediciones pasadas de Punto de Equilibrio.

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