Artículo de opinión de María Ángela Prialé, investigadora del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP). Este texto fue escrito para el Espacio de Reflexión del boletín Punto de Equilibrio n°55.
Se calcula que, en 2029, a más tardar, unas 50.000 empresas tendrán que cumplir las Normas Europeas para la Elaboración de Informes de Sostenibilidad (ESRS). Dicha norma no solo afectará a las empresas de matriz europea sino también a las que quieran trabajar con Europa. Por ello, empresas de todo el mundo están trabajando para alinearse a sus exigencias.
El punto de partida de estas normas y en general de los estándares que hoy por hoy se encuentran en proceso de convergencia es la evaluación de la doble materialidad. La doble materialidad incluye no sólo la materialidad financiera de una empresa (cuestiones de sostenibilidad que podrían afectar a los resultados de una empresa), sino también su materialidad de impacto (sus actividades empresariales que podrían tener un impacto en la sociedad).
Pero, más allá de las exigencias normativas, la evaluación de doble materialidad es una oportunidad para consolidar una estrategia de sostenibilidad muy integrada al negocio y las empresas líderes en sostenibilidad lo podrían aprovechar. De hecho, se puede obtener más valor de este amplio análisis de las cuestiones de sostenibilidad si se logra convertir en una hoja de ruta clara y factible, que esboce los cambios que se requieren, y defina como medirlos y concluya con recomendaciones concretas de aplicación inmediata. Estas son solo tres recomendaciones que permitirán crear esa hoja de ruta y “capturar” las oportunidades de la doble materialidad en la gestión de las empresas orientadas por la sostenibilidad.
Un elemento clave que se debe trabajar con la evaluación de doble materialidad es el “replanteo” de los temas emergentes reinterpretándolos estratégicamente. Este “replanteo” debe dar como resultado la verificación de la inclusión de los temas materiales en la estrategia del negocio y la cultura de la empresa. Su priorización de acuerdo con su centralidad para generar valor a largo plazo y mantener una ventaja competitiva. Finalmente, realizado el ejercicio de priorización, se deben identificar las áreas de mejora continua que abarcan temas materiales, que deben ser monitoreados y gestionados de manera activa para cumplir con las normativas y mitigar riesgos.
A medida que las empresas evolucionan, los temas que incluye la evaluación de materialidad cambian; por ello es indispensable actualizarlos regularmente. Junto con la actualización de la evaluación deben revisarse las estrategias diseñadas para atender los temas materiales vinculados con la estrategia, así como las evaluaciones e informes asociados. Si esto no se tiene en cuenta, y las evaluaciones de materialidad quedan obsoletas dejarán de reflejar los verdaderos riesgos de sostenibilidad de la empresa.
Comunicar detalladamente los planes y programas de sostenibilidad sin exagerar los avances, pero también sin subestimar las carencias. La transformación es prácticamente imposible si se permanece en silencio, por lo que es fundamental comunicar mientras se mantiene un intercambio continuo con las partes interesadas.
En suma, el ejercicio de la doble materialidad es fundamental para el reporte, pero las empresas que aspiran el liderar la gestión empresarial sostenible, pueden aprovechar esa evaluación para integrarla en el cotidiano del negocio.
Continúa leyendo Punto de Equilibrio n° 55: Después de APEC: Retos y propuestas para impulsar el desarrollo. Consulte aquí las ediciones pasadas del boletín Punto de Equilibrio.
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