Las nuevas tendencias laborales cada vez se hacen más presentes en diferentes partes del mundo, principalmente por la evolución de las herramientas digitales y las nuevas modalidades de trabajo que aplican las compañías. Para conocer mejor el panorama actual de la fuerza laboral en Perú y su evolución en los últimos años, dialogamos con el investigador del CIUP, Jorge Dávalos.
Según el INEI, más del 85% de los jóvenes peruanos trabaja en el sector informal. ¿Cuál es el rol del Estado frente a esta problemática y qué propuestas podrían colaborar en la reducción de esta preocupante cifra?
Esta problemática no es exclusiva del Perú, pues está presente en diferentes países con características similares. Las medidas a desarrollar deben estar centradas en lograr mejoras estructurales, las cuales se rigen en un plan de acción a mediano o largo plazo.
Resulta necesario preservar la institucionalidad, ya que, con ello, es posible generar mejores condiciones para la creación de empleo de calidad para los jóvenes. Por el lado de la demanda de trabajo, se debe garantizar la estabilidad de la inversión para quienes dan empleo y, por el lado de la oferta, buscar la estabilidad de las condiciones laborales.
Sobre este último punto, es importante tener en cuenta que actualmente hay un considerable número de puestos informales presentes en empresas formales, incluso en el Estado. Para revertir esta situación, se requiere una mayor regulación y supervisión, desde las pequeñas empresas hasta las grandes corporaciones.
Asimismo, hace falta mejorar la calidad de la formación educativa, apuntando a los estándares PISA ―el Informe del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes― y así lograr que los jóvenes estén mejor posicionados en el mercado y puedan aspirar a mejores condiciones laborales.
¿Qué plan de acción se debe asumir para que el trabajo informal no recaiga en un futuro a la práctica ilegal?
Al igual que la informalidad, en este tipo de escenarios no se debe actuar en una sola dimensión, sino que debe ser contrarrestado por muchos frentes y con múltiples intervenciones. En ese marco, mirando el panorama general, debemos hallar los factores que se encuentran débiles para empezar por ese lado.
Problemáticas como el poco acceso a la educación de calidad conllevan a que los perjudicados no tengan otra salida más que introducirse hacia la informalidad o la ilegalidad. Diversos estudios relacionados a esta índole muestran que existe una relación de largo plazo entre el acceso a la educación, el acceso a oportunidades de trabajo dignas, y la reducción de la informalidad y la ilegalidad.
Dicho esto, trabajar en educación para democratizarla no consiste en dar la misma educación para todos, sino de proveer equidad. Hoy en día existen sistemas educativos avanzados que identifican cuáles son los perfiles de los estudiantes en edad temprana, con el fin de guiarlos de la mejor manera hacia su mayor potencial, ya sea en carreras técnicas, profesionales o científicas. Es decir, se les ofrece lo que realmente necesitan, no un único tipo de educación genérico. Algo que aún no existe en Perú.
Con el paso del tiempo surgen nuevas tendencias de empleo, entre las que destacan los emprendimientos, que necesariamente requieren de una educación superior para poder llevarse a cabo. ¿Cuál es el camino para que terminen de establecerse y formalizarse?
La formalización implica que los emprendimientos generen trabajos formales, lo cual se traduce en contribuir con impuestos y ofrecer condiciones laborales de calidad. En esa perspectiva, los nuevos emprendedores deben buscar segmentos de alta productividad o de gran valor agregado. Para facilitar esta tarea, el estado podría desarrollar sistemas de información que permitan a los nuevos emprendedores realizar estudios prospectivos sobre los nichos de mercado con las mejores condiciones para invertir su capital humano y financiero.
Es crucial orientar a los emprendedores en el proceso de identificar esos nichos de mercado, pues así serán más capaces de saber qué bienes y servicios ofrecer; mientras que el siguiente paso es el reconocimiento de clientes potenciales. Luego de la pandemia de la COVID-19, la digitalización y el trabajo remoto abrieron muchas oportunidades para ofrecer servicios además de bienes, incluso fuera del país.
Resulta imprescindible crear una masa crítica, un grupo de emprendedores consolidados que impulse este tipo de iniciativas desde el sector privado, compuesto por inversionistas enfocados en la caza de talentos y oportunidades, cofinanciado por el Estado.
¿Cómo evalúas la evolución de las características de la fuerza laboral en Perú?
Hasta este momento, la evolución de las características ha sido positiva. Es notable la mayor cantidad de jóvenes peruanos educándose y alcanzando niveles educativos más elevados, especialmente las mujeres que están cerrando la brecha de género que solían tener para incluso superar a los hombres en algunas métricas.
Sin embargo, el problema es que, más allá de la cantidad, no se ha atendido totalmente la calidad educativa. Se ha hecho un trabajo muy bueno en ciertos programas, con avances significativos en cuanto a la cobertura educativa, pero es crucial que la calidad siga fortaleciéndose.
Por otro lado, hoy en día se percibe un punto de inflexión debido a la revolución de la inteligencia artificial. Aquellas economías que preparen a su capital humano para absorber las nuevas demandas del mercado de trabajo serán las que saquen mayor provecho de esta tecnología. Tomando en cuenta esta revolución en perspectiva, Perú esta ligeramente por detrás en comparación con otros países.
Se especula que la inteligencia artificial superará la disrupción causada por la electricidad, y será la mayor revolución tecnológica en la historia de la humanidad. Esto presenta grandes oportunidades para el Perú que deben ir de la mano de una gran flexibilidad de las instituciones del mercado de trabajo de manera a potenciar su adopción y desarrollo.
Asimismo, resulta fundamental abordar la problemática de la segregación ocupacional, promoviendo activamente la inclusión de las mujeres en campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), donde tradicionalmente han estado subrepresentadas. Esto es esencial no solo para la equidad de género, sino también para aprovechar plenamente el potencial de todo nuestro capital humano en la era de la inteligencia artificial.
A través del 'Programa de Empleo Temporal', promovido por el Estado, el año pasado se generaron 220,000 puestos de trabajo temporales. ¿Qué impacto positivo tiene este tipo de iniciativas en el mercado laboral?
El acceso al primer empleo es clave para el proceso de acumulación de capital humano. Por tanto, es igual de importante generar oportunidades que permitan a los jóvenes acceder a ese primer empleo; sin embargo, es crucial que estas oportunidades sean de calidad y que contribuyan al desarrollo profesional de los individuos.
Estas iniciativas no solo tienen beneficios económicos, sino que también cumplen con principios constitucionales y sociales, contribuyendo a la dignidad de las personas. Además, brindar empleo temporal ayuda a evitar el estigma asociado al desempleo, el cual puede ser una barrera significativa para la inserción laboral a largo plazo. Este estigma dificulta que las personas encuentren empleo estable en el futuro pues con frecuencia los empleadores desconfían de aquellos que han estado desempleados durante períodos prolongados.
Los empleos temporales no solo ofrecen una solución inmediata a la necesidad de trabajo, sino que también pueden servir como un trampolín hacia empleos más estables y de mayor calidad, contribuyendo así al desarrollo profesional y personal de los individuos. Esto se explica por los efectos psicosociales del empleo. El empleo, aunque temporal, tiene un impacto positivo duradero en la vida de las personas, pues les otorga un rol activo en la sociedad que permite reconstituir aspectos de la psique.
Lamentablemente la literatura documenta la existencia de una asociación positiva entre desempleo, pobreza y desarrollo de patologías como la depresión. Las personas afectadas por estas problemáticas ven mermada su productividad y con ello, sus posibilidades de salir de la pobreza. Por tanto, el facilitar el acceso a un empleo temporal contribuye al bienestar de la fuerza laboral vulnerable.
¿Es posible que el acceso a educación genere un cambio en el marco de la lucha contra la pobreza?
Los hogares en situación de pobreza a menudo caen en una "trampa de pobreza" en términos de educación. Es decir que sus posibilidades de salir de la pobreza se ven reducidas dado que no poseen los recursos para cubrir una educación de calidad. Desafortunadamente es muy probable que los hijos de familias pobres también reciban una educación de baja calidad, perpetuando el ciclo de pobreza.
Esto está directamente relacionado con el concepto de movilidad social, que se puede medir a partir de la probabilidad de que los hijos de familias pobres logren salir de la pobreza. En nuestro país sí se requieren recursos para acceder a una educación de calidad, por lo tanto, si eres de una familia de bajos ingresos, la probabilidad de que tus hijos no reciban una educación de calidad y permanezcan en la pobreza es alta.
En cualquier país donde no exista equidad en la educación, será esencial colaborar con aquellos que no hayan tenido las oportunidades más fundamentales, ya que, de no hacerlo, estarían quedando predestinados a acumular bajos niveles de capital humano. En ese sentido, programas como el de empleo temporal tienen una razón de ser muy fuerte, brindando una oportunidad para que estas personas comiencen a acumular experiencia laboral y capital humano.
Continúa leyendo Punto de Equilibrio N° 49: Informalidad y pobreza: un retroceso en la igualdad. Consulte aquí las ediciones pasadas del boletín Punto de Equilibrio.
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