El investigador del CIUP, Pablo Lavado, junto al Economista Senior del Instituto Peruano de Economía, Teodoro Crisólogo, escribe para el Espacio de Reflexión del boletín Punto de Equilibrio N°18.
El siguiente artículo se realiza a título personal y no refleja necesariamente la opinión institucional de la Universidad del Pacífico.
El surgimiento de la pandemia en el 2020 generó una respuesta de política gubernamental caracterizada por la implementación de cuarentenas obligatorias y restricciones de movilidad, las cuales afectaron a la dinámica de los mercados laborales en todo el mundo. Las repercusiones de la COVID-19 sobre el empleo, sin embargo, han sido diferenciadas no solo entre países sino también al interior de los mismos (Adams-Prassl y otros, 2020; Alon y otros, 2020; Bottan y otros, 2020; Shibata, 2020).
Específicamente para el caso peruano, un análisis desagregado a lo ocurrido durante el segundo trimestre del 2020, muestra que la caída de la población ocupada – una de las más severas en comparación a otras economías de América Latina – fue heterogénea (Crisólogo, 2021; Cueva y otros, 2021; Higa y otros, 2021), y afectó en mayor medida de los trabajadores dependientes e independientes del sector informal de la economía. Por el contrario, el empleo formal registró una menor contracción, lo cual pone en evidencia la rigidez normativa y menor flexibilidad a la cual se encuentra expuesta este segmento del mercado de trabajo para ajustarse marginalmente incluso en periodos de crisis.
Radiografía de la caída y recuperación del empleo
Para aproximar las diferentes dinámicas por las que atravesó el mercado laboral peruano durante el inicio de la pandemia se utilizaron dos fuentes de información complementarias. Mientras que las tendencias del segmento informal de la población ocupada fueron cuantificadas a través del uso de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el desempeño del empleo en empresas del sector formal de la actividad económica fue analizado con datos provenientes de la Planilla Electrónica del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE). La información de ambas bases de datos fue recogida para el periodo comprendido entre el primer trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2021. Una lectura a estas cifras revela una marcada dualidad de la respuesta del empleo entre el sector formal e informal frente al shock adverso que originó la pandemia.
Los datos muestran que la contracción de fuerza laboral entre los meses de abril y junio de 2020 estuvo predominantemente concentrada en el sector informal, el cual enfrentó limitaciones para desarrollar sus actividades con normalidad en un entorno de mayores restricciones para transitar en espacios públicos. En efecto, las categorías de trabajadores dependientes e independientes informales fueron las más afectadas al registrar caídas de 60% y 35%, respectivamente, durante el segundo trimestre del 2020 en comparación al mismo periodo del 2019 (ver gráfico N° 1). En términos absolutos, esto significó la pérdida anual de aproximadamente un total de 4.8 millones de empleos en el segmento informal del mercado laboral. Cabe señalar que uno de cada dos trabajadores dependientes informales que perdieron su trabajo fueron obreros. Por su parte, la reducción del empleo en el sector formal fue más moderada. La cantidad de trabajadores ocupados en empresas formales del sector privado disminuyó 17% entre el segundo trimestre del 2020 y 2019, lo cual implicó una caída de cerca de 600 mil puestos de trabajo – una suma que representa apenas el 13% de la pérdida de empleos registrada en el caso de los trabajadores dependientes e independientes informales en su conjunto. Sin embargo, detrás de este resultado se encuentran diferencias entre los trabajadores formales que son contratados a plazo fijo (-21%) y aquellos a tiempo indeterminado (-10%) (ver gráfico N° 1). Esto último ofrece ciertas luces sobre los altos costos que enfrentan las empresas que adoptan esquemas de contratación a plazo indeterminado para poner fin a sus relaciones laborales ante eventos desfavorables como la contracción generalizada de la actividad económica.
Otra dimensión relevante sobre la cual se pueden analizar estos resultados es través del tamaño de empresas en las que se encuentran ocupados los trabajadores. Bajo esta óptica, y utilizando datos a nivel nacional de la ENAHO, las microempresas – entre 1 a 5 empleados – fueron las más afectadas por la pandemia al mostrar una reducción anual de casi 3.9 millones de personas ocupadas durante el segundo trimestre del 2020. En términos relativos, la caída en este periodo fue mayor entre las empresas pequeñas – entre 6 y 10 trabajadores – y medianas – entre 11 a 50 trabajadores –, las cuales exhibieron retrocesos de 53% y 62%, respectivamente. En el caso de las grandes empresas – entre 51 a más trabajadores – la pérdida de empleos fue también significativa, ya que la población ocupada en este segmento empresarial se redujo en 1.6 millones de personas, lo cual representó una contracción de 41% en comparación a los niveles alcanzados en promedio entre abril y junio de 2019 (ver gráfico N° 2).
Luego del segundo trimestre del 2020, las restricciones de movilidad implementadas para contener el avance de la COVID-19 fueron gradualmente removidas para dar pie a una mayor reapertura de las actividades económicas. Durante esta transición hacia la normalidad, se fueron recuperando los puestos de trabajo perdidos, pero a una velocidad diferenciada entre los distintos segmentos del mercado laboral. De hecho, el empleo en el sector informal y en empresas de menor tamaño ha mostrado una convergencia más rápida hacia los niveles alcanzados previo al inicio de la pandemia. Al segundo trimestre del 2021, el número de trabajadores dependientes del sector informal se situó 4% por encima de la cantidad registrada en el mismo periodo del 2019, favorecida por un acelerado retorno de los obreros a la fuerza laboral (ver gráfico N° 3). Asimismo, la población ocupada en micro y pequeñas empresas – segmento donde 9 de cada 10 trabajadores son informales – registra un aumento de 5% y 10%, respectivamente. Caso contrario es el de las medianas y grandes empresas donde los niveles de empleo se ubican aún – en promedio – 17% por debajo del número de trabajadores exhibidos durante el segundo trimestre del 2019 (ver gráfico N° 2). Estas diferencias, tal como apuntan Alvarez y Pizzinelli (2021) para el caso colombiano, muestran el grado de flexibilidad en el margen con la que cuenta el sector informal para adaptarse a shocks dado que evaden la fiscalización y las rígidas regulaciones laborales que se encuentran obligadas a cumplir las empresas formales.
Comparación internacional
Al situar la caída del empleo en el Perú frente a los resultados exhibidos por otros países de América Latina, se encuentra que la contracción del mercado laboral peruano fue mucho más severa (Mejía-Mantilla y otros, 2021; Kugler y otros, 2021). De acuerdo con información de la ENAHO y del Observatorio Laboral COVID-19 elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la caída de la población ocupada entre febrero y junio de 2020 en el caso peruano fue casi 3 veces superior (-36%) a la mostrada en promedio por el resto de países de la región (-13%).
Las razones detrás de este peor desempeño relativo se encuentran asociadas a la mayor severidad y menor efectividad de las políticas de restricción de movilidad y cuarentena obligatoria que se aplicaron en Perú en comparación a otras economías de América Latina (Jaramillo y López, 2021; Saavedra y otros, 2021). Según estimaciones de la Universidad de Oxford, las políticas de contención y salud frente a la COVID-19 implementadas entre marzo y junio de 2020 en el caso peruano fueron 30% más severas y restrictivas que las ejecutadas en promedio por países como Bolivia, Chile, México y Uruguay (ver gráfico N° 4).
La combinación de estas medidas con los altos niveles de informalidad y autoempleo que estructuralmente exhibe el Perú catalizó una de las mayores crisis que ha experimentado su mercado laboral durante la historia moderna (ver gráficos N° 5 y 6). La imposibilidad de transitar por los espacios públicos donde naturalmente desarrollan sus actividades, así como la dificultad para adaptarse a condiciones de trabajo no presenciales, ocasionó que las personas ocupadas en el sector informal se encuentren desplazadas totalmente del mercado laboral. Es necesario resaltar que países como Colombia y Argentina implementaron políticas casi igual de restrictivas en términos de movilidad a las registradas en el caso peruano, pero la contracción del empleo fue de menor magnitud debido en parte a que registran un porcentaje inferior de trabajadores independientes e informales. Asimismo, pese a que Bolivia alcanza una mayor proporción de autoempleo e informalidad laboral que Perú, la caída del empleo no fue tan drástica debido a que sus medidas de contención de la COVID-19 tuvieron una menor severidad.
Lecciones a futuro
Las repercusiones que ha tenido la pandemia sobre la dinámica del mercado laboral en el Perú pone de manifiesto la urgente necesidad de construir una red de protección social de mayor alcance que brinde soporte a los ingresos de los trabajadores ante shocks adversos (Ñopo, 2021). Los bajos niveles de cobertura de los esquemas de aseguramiento social contributivo en materia de salud y pensiones – particularmente en el segmento de trabajadores dependientes e independientes informales – son una muestra de la vulnerabilidad y precariedad a la cual se encuentran expuestos la mayoría de empleos en el país.
Asimismo, los efectos que ha tenido la COVID-19 sobre las empresas formales confirma que se requiere reducir la rigidez de la normativa laboral para que puedan ajustarse de una manera más ágil a shocks que impliquen una menor demanda. En el balance de la recuperación que ha exhibido el empleo desde el segundo trimestre del 2020, se puede notar que la informalidad ha otorgado una mayor flexibilidad para el retorno de los trabajadores a la fuerza laboral después del shock generado por la pandemia (FMI, 2021; Levya y Urrutia, 2021). Sin embargo, este se viene recuperando a costa de una menor eficiencia en el funcionamiento del mercado de trabajo al reasignar a una mayor proporción de la población hacia empleos que ofrecen salarios poco competitivos y sin acceso a mecanismos de protección social. En un escenario sin reformas significativas que reviertan los estragos que ha tenido la pandemia sobre el empleo, las oportunidades de crecimiento del país en largo plazo se verán limitadas por las pérdidas de productividad que generará un mercado laboral cada vez más concentrado en el sector informal de la economía.
Referencias
Adams-Prassl, A., Boneva, T., Golin, M., & Rauh, C. (2020). Inequality in the impact of the coronavirus shock: Evidence from real time surveys. Journal of Public Economics .
Alvarez, J., & Pizzinelli, C. (2021). COVID-19 and the Informality-driven Recovery: The Case of Colombia’s Labor Market. IMF Working Paper WP/21/235.
Bottan, N., Hoffman, N., & Vera-Cossio, D. (2020). The Unequal Impact of the Coronavirus Pandemic: Evidence from Seventeen Developing Countries. IDB Working Paper Series WP-1150.
Crisólogo, T. (2021). Perú: EFectos del COVID-19 en el mercado laboral y características del sistema de protección de ingresos frente al desempleo.
Cueva, R., Del Carpio, X., & Winkler, H. (2021). The Impacts of COVID-19 on Informal Labor Markets: Evidence from Peru. World Bank Policy Research Working Paper 9675.
FMI. (2021). The Global Informal Workforce: Priorities for Inclusive Growth. Washington, DC: IMF Publications.
Higa, M., Ospino, C., & Aragon, F. (2021). The persistent effects of COVID-19 on labor outcomes: evidence from Peru.
Jaramillo, M., & López, K. (2021). Políticas para combatir la pandemia de COVID-19. Lima: GRADE.
Kugler, M., Viollaz, M., Duque, D., Gaddis, I., Newhouse, D., Palacios-Lopez, A., & Weber, M. (2021). How Did the COVID-19 Crisis Affect Different Types of Workers in the Developing World? Washington, DC: Jobs Working Paper N° 60. World Bank.
Levya, G., & Urrutia, C. (2021). Informal Labor Markets in Times of Pandemic: Evidence for Latin America and Policy Options.
Mejia-Mantilla, C., Olivieri, S., Rivadeneira, A., Lara Ibarra, G., & Romero, J. (2021). Jobs Interrupted : The Effects of COVID-19 in the LAC Labor Markets. Washington, DC.: World Bank.
Montenovo, L., Jiang, X., Lozano Rojas, F., Schmutte, I., Simon Kosali, I., Weinberg, B., & Wing, C. (2020). Determinants of disparities in COVID-19 job losses. National Bureau of Economic Research, Working Paper 27132.
Ñopo, H. (2021). Políticas de protección social y laboral en el Perú. Una espiral de buenas intenciones, malos resultados y peores respuestas. Lima: GRADE.
Saavedra, J., Lavado, P., Lindley, S. (2021). Impacto de Medidas de Control contra el COVID-19 sobre la economía y la salud.
Shibata, I. (2020). The Distributional Impact of Recessions: The Global Financial Crisis and The Pandemic Recession. IMF Working Paper WP/20/96.
*Foto: Andina
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