Cynthia Sanborn, investigadora del CIUP, examina las implicancias de las iniciativas que procuran el cumplimiento de estándares globales de responsabilidad social y ambiental en el intercambio económico y cultural entre China y América Latina.
La investigadora del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), Cynthia Sanborn disertó en la conferencia internacional “Las relaciones entre China, Estados Unidos y América Latina en un orden internacional cambiante” (“China, US and Latin America Relationship in a Transforming International Order”), organizada por el Shanghai Institute for International Studies (SIIS), el 30 de octubre de 2019 en Shanghái. Lo que sigue es una síntesis de la segunda parte de su ponencia en esa conferencia (puede ver la primera parte aquí).
Numerosas iniciativas, en los últimos años, han establecido estándares globales, incluyendo transparencia, indicadores de buen gobierno y salvaguardas sociales y ambientales. En la práctica, la responsabilidad suele recaer en los Gobiernos receptores para implementar reformas institucionales que protejan los derechos y recursos naturales de sus ciudadanos.
Pero algunos estudios sugieren que la capacidad de los Gobiernos anfitriones en América Latina y el Caribe (ALC) varía considerablemente en términos de negociación de acuerdos comerciales y de inversión, diversificación de sus carteras económicas o uso de sus recursos naturales para promover un crecimiento más inclusivo. Por lo tanto, es necesario ir más allá de las declaraciones, y hacer cumplir activamente los estándares globales "en el terreno".
Transparencia y responsabilidad social
Necesitamos procesos de licitación transparentes sin favoritismo en la adjudicación de contratos. Acuerdos como la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI, por sus siglas en inglés) y el nuevo estándar EITI, anunciados en junio 2019, expandieron los esfuerzos de transparencia, incluyendo a las empresas estatales, las licitaciones, los contratos y los impuestos. Ocho países de América Latina se han comprometido con el EITI, pero ni Estados Unidos ni China lo han hecho. Sin embargo, las empresas chinas han respetado la iniciativa cuando lo hicieron los países anfitriones.
La transparencia y la responsabilidad social también son cruciales en el sector construcción, si se quiere evitar corrupción como el caso Lava Jato. Es alentador que el jefe del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, Jin Liqun, haya pedido a las constructoras chinas que respeten los principios de integridad, transparencia y responsabilidad. La rendición de cuentas no solo es dar acceso a la información técnica, sino hacerla comprensible y educar a las personas sobre cómo utilizar sus recursos naturales.
Protección de los pueblos indígenas y las mujeres
Una de las "heridas" viejas más dolorosas en ALC es la exclusión de los pueblos indígenas. Solo recientemente se comenzó a incluir la identidad indígena en los censos nacionales, y a reconocer los derechos de las tierras, idiomas y costumbres ancestrales. De los 30 Estados que han ratificado el Convenio de los Pueblos Indígenas y Tribales de la OIT (Convenio núm. 169), casi la mitad (14) están en ALC. Ni China ni Estados Unidos lo suscribieron. El Convenio 169 reconoce el derecho de los pueblos indígenas a la libre determinación dentro de un Estado-Nación, y establece que los Gobiernos nacionales deben respetar los derechos económicos, socioculturales y políticos de los pueblos indígenas, incluido el derecho al territorio. Implementarlo es un desafío, dado que en muchas tierras indígenas hay importantes recursos petroleros, minerales, hídricos y forestales, que nuestros Gobiernos e inversores extranjeros pretenden explotar. Por ejemplo, Brasil ratificó el Convenio 169 en 2002, pero ahora retrocede con las palabras y acciones de su presidente Bolsonaro.
China está bien posicionada para evitar los errores discriminatorios del pasado, cometidos contra las mujeres y niñas por los "expertos en desarrollo" occidentales y nuestros propios Gobiernos. En la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en septiembre 2019, el presidente Xi Jinping anunció que China contribuiría en implementar la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, una hoja de ruta para la igualdad de género, que surgió de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de la ONU en 1995.
Este compromiso de China también se destinará a la realización del Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU, que busca la igualdad de género y empoderar a las mujeres y niñas, mediante atención médica, formación académica y financiación de la educación, entre otras herramientas. Esto se pondrá a prueba en países donde el poder se le ha dado a los conservadores, pero de todos modos, esperamos que la postura de China siga siendo fuerte.
Pautas ambientales deben monitorearse
Debido a que las empresas de China tienen presencia global, sus agencias estatales han elaborado protocolos ambientales para las operaciones en el extranjero, así como para los bancos que las financian. Sin embargo, las autoridades chinas no siempre pueden monitorear ni garantizar el cumplimiento de las normas locales.
Beijing puede asumir que los acuerdos de Gobierno a Gobierno o las palabras de aliento de los presidentes son todo lo necesario para una inversión exitosa en América Latina, ignorando otras señales. Mientras tanto, el personal de la Embajada China puede ser nuevo en la región o estar muy ocupado para constatar en el terreno, como sí es costumbre de sus homólogos de los Estados Unidos, Canadá o el Reino Unido.
Mirando hacia el futuro con la innovación
Los estándares globales para la conservación ambiental son importantes, pero insuficientes. Se necesita innovación, nuevas formas de hacer las cosas, soluciones novedosas a los viejos desafíos. A medida que China y algunos de sus socios de ALC trabajan en promover fuentes de energía más limpias y sistemas de transporte modernos, no se debe olvidar que las personas que más los necesitan son las clases trabajadoras. De ahí la fuerte reacción negativa cuando aumentan las tarifas, como sucedió en Chile.
También vemos esfuerzos para incrementar la productividad de la tierra agrícola en lugar de un mayor uso, por ejemplo, una producción sostenible que no deforeste más la Amazonía. La iniciativa de la Franja y la Ruta es importante porque puede ayudar significativamente a reducir los costos y las cargas de envío, aumentar la conectividad e involucrar al sector privado en ambos lados, especialmente el nuestro.
Diversidad y sociedad civil
América Latina es distinta de otras regiones donde China tiene una mayor presencia. Aquí, las empresas extranjeras deben trabajar con sindicatos locales, asociaciones e involucrarse con una diversidad de comunidades. China se ha comprometido a través de foros multilaterales (CELAC, CEPAL, CAF, entre otros), pero de manera realista, la mayoría de las inversiones y otras actividades han sido bilaterales.
Existe una diversidad considerable entre nuestros países, pero también hay diferencias con China. De hecho, para la supervisión social y ambiental, tener una prensa libre y movilizar a la sociedad civil ha sido crucial. Los conflictos que han surgido por las minas, represas y otros trabajos similares, han ayudado a producir regulaciones ambientales más fuertes, aumentar las medidas de transparencia, y defender los estándares globales.
Observaciones finales
China quiere ver una América Latina estable y en crecimiento, como todos nosotros. La curva de aprendizaje es empinada, pero hay avances importantes. Un informe reciente ha demostrado el crecimiento de centros y publicaciones centradas en América Latina, así como del número de jóvenes que cursan estudios latinoamericanos. Como ha señalado Enrique Dussel, la academia de Latinoamérica necesita hacer más y, ambos países, tenemos que realizar más investigación empírica y propuestas basadas en evidencia.
Todos, y especialmente los académicos, debemos buscar entendernos más, definir objetivos y estándares comunes, y ayudar a que nuestro comercio e inversiones no solo protejan nuestra soberanía, sino que respeten los derechos que los ciudadanos latinoamericanos han ganado duramente. Finalmente, apuntar a la mejora de la calidad de vida de nuestros pueblos, así como proteger el medio ambiente para las generaciones venideras.
La primera parte de la exposición de nuestra investigadora sobre las particularidades y desafíos de los países de la relación entre América Latina y China la puede encontrar aquí.
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